Platón
Un hombre imaginando o soñando,
es indistinto porque la vida es sueño,
mirando el fondo de la caverna,
donde las sombras y las palabras parece que fueran.
Un hombre soñando con un mundo barco,
que flotara y navegara el universo,
en viaje de conquista, en viaje entre islas por descubrir
y serpientes gigantes y peligros de zozobra.
Imaginó unos hombres hermanos, del mismo linaje,
Descendencia de la tierra madre, del devenir y el fuego.
Imaginó que los hombres imaginaban y soñaban
y las palabras hacían un paso atrás y permitían,
un rato al menos,
que las cosas volvieran a vestirse con su desnudez.
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Imaginó un mundo
donde los hombres hubieran
olvidado su linaje
de estrellas, de polvo de estrellas.
Un mundo ya no nave en viaje errático entre
olas y planetas y estrellas muriendo.
Imaginó un mundo firme,
apoyado sólidamente en algún
plano de dos dimensiones,
reelaboración mitológica moderna
de los elefantes o la tortuga
que sostuvieran el orbe en otros tiempos.
Imaginó que los hombres habían olvidado
que vivir es soñar,
que lo real es lo más difícil de ver,
porque se requiere el coraje de bailar
al compás de lo que deviene.
Imaginó un mundo
de hombres tristes pero satisfechos,
que hubieran aprendido
después de un tiempo de hacer fuerza a no ver,
a decir fuerte,
gritando,
para no soñar despiertos,
para no imaginar mundos
que amenacen la solidez redonda
de su sueño-no-aún-sospechado.
2 comentarios:
Lindisimo, Nacho. Lindisimo en serio.
Y feliz dia, maestro!
Esa raza de las cavernas podría ser esta misma:
http://es.wikipedia.org/wiki/Anunnaki
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