viernes, 26 de noviembre de 2010
espalda con espalda
hombro con hombro
y mido en las cabezas la altura
del que soy
con el que fui
y los miro de frente
y les estudio la cara
como para reconocerme
con la fé de que soy lo mismo
o algo muy parecido
a pesar de las apariencias
y converso
y me cuento las ideas
y ahí sí que se pone áspero
el tema de la fé / en la identidad
sobre todo cuando nos contamos los miedos
los que fui pinchando con mi
espada de cartón
y en película blanco y negro
miro divertido cómo se
desvanecen
en
el
aire
como humo negro
y entonces
asombradoyalegre
dudo que esas cabezas, esos hombros, esas panzas
sean del mismo
mientras miro en los ojos buscadores
la esperanza de lo
abierto
otra vez
y la misma sonrisa
lunes, 8 de noviembre de 2010
de las cosas
las obligaciones
lo cotidiano como envase plástico
descartable
como hacer algo obligado
un sargento controlando
del lado de adentro
el que nunca se llena
al que nunca se llega/
un remanso en el torrente tiempo
un claro en la la selva cemento miedo
donde descalzarse
y las palpitaciones
la tierra en nuestros pies/ latiendo
animal agitado
en la piel desnuda
de la tierra que somos
que nos palpita que nos vive
nos piensa nos sueña
en nuestros pies
en nuestros brazos adentro
nuestro
tan vegetal verde
tan mineral piedra
barro cósmico
algo que se despierta en nosotros
que es sin saber
que está sin miedo
martes, 28 de septiembre de 2010
de lo que soy
no estoy orgulloso
no me levanto como bandera
no me justifico
no soy un ideal de nada
ni un modelo a seguir
no me construí con esfuerzo
como siguiendo un plan maestro
no soy una voluntad férrea
soy algo que ha venido a ser
y que sigue navegando
entre lo elegido y lo irremediable
entre lo sabido y la sombra
algo que quiere
y a veces no puede
un deseo y un cuerpo
un proyecto y una forma
materia y presente
desde aquí
sin endiosarme y sin menoscabo
con la simplicidad de lo que es
me elijo
no porque no haya opción
(lo que es cierto)
sino porque estoy plantado en el espacio/
exacto
de la huella que me contiene
y se juntaron todas las bicicletas y salieron a sonreir personas por la ciudad de la furia que, ese día, estuvo más naranja
(parece que este domingo las bicis se juntan en la masa crítica)
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Entonces levantás la vista y mirás hacia el cielo y te sentís tan renovado porque está estrellado después de tanta lluvia. Y el día con todo lo del día, lo de siempre, el trabajo, la rutina y todas esas formas insatisfactorias de resolver el problema de la subsistencia material. Y estabas tan cansado, pedaleando de vuelta a casa pero levantaste la vista y sos nuevo porque el cielo está ahí, con sus estrellas que no se cansan porque no trabajan, porque están más allá, porque siempre están, iguales, impasibles, esenciales.
Pero entonces te das cuenta que es una ilusión (óptica, en primer lugar) porque las estrellas- o la luna, no están ahí, sino que vemos la luz que despidieron en algún momento, hace segundos o hace miles de años. Salís de la ilusión, como si estuvieras despertando, y pensás que eso que parece tan fijo es una suerte de caleidoscopio espacio temporal. Vos serías el punto de referencia que relaciona hechos que suceden en distintos lugares y distintos momentos. Y claro, te das cuenta que esa explicación es sólo una idea, unas palabras que pretenden agarrar y fijar esa asombrosa danza que es el cielo que está arriba tuyo. Y si el cielo que parece tan fijo está bailando ¿qué de las convenciones, del trabajo, de la rutina? Todo está bailando, como Shiva. Y te preguntás una vez más quiénes son tus autoridades, quiénes te escriben los libretos. No cuando andás en bicicleta por las noches sino cuando vas a trabajar o te angustiás por nimiedades o te vestís como hay que vestirse. Entonces te decís, una vez más, que ya va llegar, el apocalipsis, el viaje, el encuentro con vos mismo danzando al compás de las estrellas, qué sé yo, eso.
lunes, 13 de septiembre de 2010
lunes, 30 de agosto de 2010
miércoles, 4 de agosto de 2010
lo pequeño de tu atadura
esta brevedad de colibrí
un casi que aguanta aguanta
collar enhebrado de instantes
----------------- -imperceptibles
instantes apenas perceptibles
nunca se sabe bien qué es
y pensamiento pasa
preocupado en las cosasgraves
nos olvidamos no vienen
las grandes palabras negras
quieren entrar quieren entrar
estatuar a nosotros
el cariño los momentos
amor
para siempre
o algo que llene el hueco
lo grande grande
sobre la atadura de lo pequeño nuestro
un algo que quiere gritar
pero la resignación un aire ronco
tu presencia como una ausencia
un punto de luz
ínfimo
que muestra lo oscuro
contemplando el mar rugir
las gaviotas o barcos o náufragos
flotando apenas
saber sin congoja
lo inevitable del hundirse
un irse en nada
saberte tan yéndote
sobrevivirte por última vez
que es la primera
que es la única
porque si mañana no estás
ayer tampoco
y hoy un poco
o quizá no/
no haya gravedad
sea sólo un invento
una condición de posibilidad kantiana
o me digo yo
para no dejarte
no irte a vos
a ese lugar ése
tan lejos como en casa
el mundo tan paréntesis
cuando vos y yo
tan lejos nuestro
que nos chocamos con él
y lo lastima la indiferencia ------------ nuestra
cuando vos y yo
o vos paréntesis yo paréntesis
cuando nuestro sólohoy
se tequiero
sin exagerar sin mentir
tan natural
como un silencio
como el corazón latiendo
o agua que se derrama
al llover
sobre lo mojado
lo pequeño de tu atadura
tan cansancio
lento como algo que se va
un deslizarse apenas
--------------------- pero inevitable
domingo, 18 de julio de 2010
La esperanza de Ishram
"Hubo una vez un niño. El niño se llamaba Ishram, tenía el pelo negro, los ojos color gris y las piernas eternas y flacas. Ishram era muy callado. Y sus ojos querían ver. Y lo llevaban a muchos lugares. Para ver. Así vió las montañas nevadas y alguien le dijo que eran los abuelos. Y vió las extensiones de arena que se extienden más y más allá del horizonte. Y aprendió a llamarlas desierto, el lugar donde cabe el alma. Y recorrió pueblos y conoció gentes. Algunos más parecidos a su gente. Otros no, más distintos. Y aprendió que los seres humanos son buenos, aunque parezca lo contrario por momentos. Sobre todo cuando tienen miedo.
Eso y muchas otras cosas aprendió Ishram; la muerte, la enfermedad, la orfandad. Y la solidaridad y la alegría y el amor. Todo eso supo. Pero hubo algo que no sabía: la medida de la esperanza. Ishram se preguntaba cuándo había que esperar, cuánto había que esperar.
Por momentos creía que se debe esperarlo todo, porque el mundo es generoso. Por momentos sabía de la pobreza del mundo y esperar le parecía una desmesura. Oscilaba entre la expectación y el desasosiego. Hasta que decidió dejar de pensar y salir a buscar la esperanza. Le pareció que la esperanza debía estar detrás del horizonte. Vigilada por las montañas, los abuelos y los desiertos, la casa del alma. Y se perdió en el horizonte. Desde entonces, en su pueblo las gentes esperan que vuelva con los datos de su búsqueda. Pero de vez en vez algún muchacho se cansa y sale por sí mismo a cruzar el horizonte, a buscar la medida de su esperanza."
domingo, 11 de julio de 2010
domingo, 30 de mayo de 2010
del sol?
tibieza\
un amigo
y la fibras de tus
pupilas
en mis ojos
¿hace cuánto no disfrutabas
el sol?
la luz
haciéndote transparente
más sutil
pobre de vos
simple
más
¿hace cuánto no
disfrutabas?
estar
aquí
en casa
cualquier lugar
dentro tuyo
cualquier lugar\
en casa
¿hace cuánto
el sol?
transparencia tibia
en casa
sonrisa
sin tiempo
jueves, 27 de mayo de 2010
"Cierto día el maestro Jie se cansó del mundo y, paradójicamente, salió a recorrerlo. Tan cansado estaba que dejó atrás todo y se fue descalzo, mientras su mujer dormía. El camino lo llevó por bosques y salares y desiertos y locales de comida rápida. Sus pies se acostumbraron a la intemperie y ya no necesitó zapatos, ni sobre abrasantes desiertos ni sobre el hielo azul. A lo que no se acostumbró Jie fue al fast food. Entonces se alimentó de semillas, de raíces y de pucheros recalentados que son los que mejor saben.
Cierto día de agosto, mientras tomaba el tibio sol, tuvo una iluminación, descubrió que no sabía cuál era la fuente de todos los males pero que tampoco le importaba. Entonces volvió a casa cualquier tarde a la siesta porque se había olvidado la llave de gas abierta. O así le había parecido."
domingo, 16 de mayo de 2010
reina
y ese meterte dentro
cuando te hablo
y ese salírtese
el guaraní madre
es ese acercarte desconfiado
que sabe de golpes
gritos y soledades
ese recelo de gato
asustado
alegría
esperanza paraguayita
forma
de tortilla de juego de nenas
de sonrisa
de perdónnolohagomás
cuando te reto poco convencido
tus rebeldías un mundo que
te aplasta
que te quiere aplastar \
tan sonrisa
el verde de tus ojos
domingo, 9 de mayo de 2010
un poco más allá de tus miedos
allá donde creés irremediable
algo sin vuelta tren de carga
que va sin volver sin volver
inerciándose grave
o flotar en el río sobrevivéndolo
sobreviviéndolo al dolor
habitádondolo consecuente
consecuente con el pozo negro
sin llenarlo
incertidumbriendo a la intemperie
a la más terrible de las intemperies
la de no saber si el cielo está arriba
o es esta agua que pisamos
esta solidez de convenciones
este semáforo del bien y el mal
¿por qué el rojo por qué el verde?
¿por qué el rojo por qué el verde?
preguntándonos sin ánimo rebelde
sinceridad desorientada
sin actuación sin postura
como vestirse apurado
con lo que hay a mano
ya ves que me pierdo
más allá de mis miedos
adonde la serpiente nos espera
la que gusta de carne humana
equivocarse irremediable
o un mundo nuevo
domingo, 25 de abril de 2010
lunes, 19 de abril de 2010
domingo, 11 de abril de 2010
sábado, 3 de abril de 2010
es la casa
de los que
no la tienen
pobrecitos
bajo las estrellas
intempereando
porque no la tienen/
la casa
olvidados
al costado
porque no tienen
casa
ni nombre
ni voz
sólo el mundo
y las estrellas/
arriba
*estoy casi casi seguro que la primera parte es casi textual de gelman, casi casi seguro. lo busqué pero no encontré así que aviso: casi plagio va!*
sábado, 27 de marzo de 2010
sábado, 13 de marzo de 2010
domingo, 7 de marzo de 2010
Juan vio luz prendida y pasó
Poema en audio: Referencias, datos personales de Juan Gelman por Juan Gelman
como escapándose
liebreando hacia el monte
¿y los perros negros?
¿atrás? ¿adónde?
¿hace tiempo? ¿otra vida?
¿yo?
tus ojos / estremecimiento
sutil de tus ojos
¿paloma herida?
temblor
de tus ojos / temblor
¿los perros?
¿qué fibra te duele
en el color?
¿qué fibra te duele en el color?
¿dolor de yo?
¿te duelo?
¿en la fibra del querer?
¿la alegría
de la esperanza nuestra?
¿la esperanza son los perros?
¿la alegría nuestra?
¿mejor liebrear al monte?
la fibra del color
sutil/
temblor
de la alegría
dolor de la esperanza
casi
(casi)
viernes, 5 de marzo de 2010
afincarme en vos y estarme quietecito por un rato
regazo mar calmo transparente
estarme así por un rato y luego subir y pintar juntos un mundo
descubrir un mundo sonrisa
que estamos haciendo
y volver a casa de vez en vez
y que te hije y que me hijes
y queriéndonos hijemos el mundo
con tomates y palabras
y chicos
animarme a que me seas
pariéndome un poco
y que me dejes serte
como distraída
y desafiar a los dioses
que nos derroten otra vez
y en la agonía del irse
sabersentir
que valió la pena
domingo, 28 de febrero de 2010
lunes, 22 de febrero de 2010
viernes, 12 de febrero de 2010
el mate demorado
los te quiero despreocupados
inconcientes
desnudos
esas cosas y tu cuerpo
esas cosas/mujer
esas cosas repartidas
en vos y en vos y en vos
esa dulzura tuya
esa energía esa risa
tu cuerpo tu compañerismo
tu andar despreocupado
tu no necesitarme
esas cosas/mujer/
que te repartiste en tantas/
esas cosas y este juego
rompecabezas desesperado
dulce y terrible
esta tarea inacabable
de querer reunirte
juntando esas mil esquirlas
en que estalló tu ser
el día en qué salí de tu vientre
y me hiciste mundo
la misma tierra eso acostaráte un rato al sol
acostaráte a la tierra hermanáte al sol
agarráte fuerte de las raíces de la tosca de los pastos
agarráte que no te caés y pasamos vas a ver
ahí está hermanáte con la roca que resiste resiste
abrazáte fuerte al tronco que no nos hundimos
sé que estás cansado que no querés pero apechuguemos
apechuguemos un puchito que casi estamos
aguantemos un puchito / ya casi el sol
domingo, 7 de febrero de 2010
federico
la transparencia de tus ojos al infinito
rezuman toda la experiencia de occidente
ese más allá al que nunca se llega/
tu mirada cansada ya no anda afanosa
ahora espera y contempla el mar el cielo los rostros
de una américa que se te vino de frente
que te bajó el copete del buen inmigrante
con su hedor sus indios su tiempo
hasta que el deseo se te volvió cariño
se amainó y en posición fetal se hechó a disfrutar el sol
el mate demorado y el pan de la mañana
indiándose la transparencia de tus ojos
haciéndote más mestizo que la pampa
la pampa el mar el horizonte por el que te fuiste dejando tragar
disolviéndotedisolviéndose en la transparencia
en tus ojos
en mí
bolsas de plástico transparente
Eran sus gestos, sus gestos odiosos, torpes, descuidados, la hacían parecer adolescente a pesar de sus cuarenta años, calculó cuarenta o un poco menos, pero por ahí andaba se dijo. Quiso ignorarla pero no pudo, la proximidad de los asientos no lo permitía. Ella sacaba de una mochila bolsas llenas de broches, las abría con violencia, paf, sacaba un cartón con broches de colores, broches baratos, de plástico, debe ser vendedora ambulante pensó, va en el colectivo hacia la zona norte, allá hay más plata, pensó, se debe vender más. Sacaba los broches, los cartones con broches de una bolsa grande y los metía de a uno en bolsitas transparentes, agarraba una cinta scotch bien ancha, transparente, la cortaba con los dientes con un ruido imposible, absolutamente innecesario, zaá, zaá, zaá, unadostrescincuenta veces. Miró para atrás, buscando algún otro asiento en el colectivo, algún lugar libre donde escapar, donde refugiarse, donde volver a su mañana, a su amanecer tranquilo, a su día de vacaciones, a su viaje a la naturaleza, a sí mismo. Hay uno libre, allá al fondo, lo pensó pero no se animó. Se le figuró sumamente descortés. Cuántas veces su compañero de asiento, en el tren, en el colectivo, se había parado para sentarse en otro asiento libre, más atrás, más adelante, buscando una ventanilla, dos asientos libres donde expandirse o quién sabe qué. No quiere estar conmigo, le genero rechazo, vergüenza, incomodidad, miedo. Indiferencia, en el mejor de los casos. Quién sabe. No quiere estar conmigo, eso es lo seguro. Recordó eso. Recordó la sensación sobre todo, esa soledad adentro, esa cosa física en el estómago. Por eso no se levantó, no se cambió de asiento. Por esa sensación física que se le vino de pronto. Ella terminó de sacar todos los cartones de broches de la bolsa grande, se quedó con la bolsa vacía en la mano, la bolsa plástica transparente, la miró un segundo y, en un gesto despreocupado (eso fue lo terrible, lo despreocupado del gesto, si al menos lo hubiera pensado, lo hubiera escondido, hubiera hecho como si se le cayera, yo que sé, algo que manifieste la conciencia de que no, que no se hace) la tiró por la ventanilla. Cinco mil años pensó, cinco mil años para que esa bolsa desaparezca, además del desperdicio de recursos, usar una bolsa así, treinta segundos, un minuto y tirarla por la ventanilla. Y la calle sucia y cinco mil años para que el mundo vuelva a esa nota armónica, y todos los que ahora estarán tirando las bolsas, los filtros de cigarrillos, las botellas, el aceite usado, el plástico, los deshechos tóxicos y la gente corriendo, cruzando la autopista, cientos de desarrapados, sobre todos los chicos, las madres con los chicos, las madres con las panzas, a revolver el basural, los plásticos, a buscar un pedazo de pan, una hamburguesa medio comida, un paquete de arroz húmedo abierto, algo de cobre, yo que sé, lo que sirva para vender o para la olla, para tirar un día más en este mundo de mierda, de basura, hambre e indiferencia despreocupada. Fue todo eso y una rabia, una rabia que le subió por dentro desde abajo hasta la garganta, casi como en un vómito. Y una repulsión física, una repulsión hacia esa mujer, hacia la mugre, el hambre y hacia los mugrosos y los hambrientos (después se dio cuenta y se escandalizó de si mismo). Y se dio vuelta de nuevo, mientras alejaba su cuerpo en el asiento unos centímetros en un acto reflejo, mientras pensaba si decirle, si pararse e irse, mientras se callaba y no hacía nada y adentro era un volcán. Estúpida, se dijo. No sabe se dijo luego, más calmado, más conciliatorio. No se da cuenta, no siente esta rabia, no le duele el mundo que se muere, la injusticia, los mugrosos. Está tan cerca y no se da cuenta. Es un paisaje que se le hizo tan cotidiano que ya no lo ve, pensaba casi como disculpándola (con todo lo que eso tiene de soberbia, pensó después, la misericordia del soberano).
Todo eso hasta que empezó la chicharra, un beep agudísimo, en el umbral de lo soportable. Y ahí fue cuando la vio distinta, se tapó los oídos y lo miró en un gesto de dolor. Él, sorprendido, le devolvió la mirada, compartiendo una solidaridad. Ambos miraron al chofer, como interrogándolo. El chofer intentaba, apretaba botones, buscaba pero nada. Con resignación apagó el colectivo girando la llave en un semáforo. El ruido cesó y fue un alivio. Pero fue momentáneo, porque en seguida la luz cambió a verde y fue cosa de encender y que recomenzara el ruido y que ella se volviera a tapar los oídos y el tormento y la sorpresa de nuevo, de que a ella le doliera, de que no fuera indiferente, de que lo buscara con la mirada buscando solidaridad, saber que no estaba sola en el sufrimiento, saber que la entendían. Y él la entendió, aún cuando no le molestara tanto, cuando no era tan insoportable como parecía que le era a ella. Y entonces él aprovechó la atención o fue una consecuencia natural ¿sabés si este va al centro de Tigre?, no, te tenés que tomar el tren, ah ¿en Virreyes?, no en San Fernando, cuando veas las barreras te bajás y es ahí, ah, claro, gracias. Un diálogo así, como cualquier otro, como cambiarse de asiento para buscar el sol o la ventanilla, esas cosas, o como quedarse para no decirle no me quiero sentar con vos. Eso de mirar las cosas en lo que significan, que también es real. Y fue sobre todo su sonrisa, un sonrisa que no era una dirección, una indicación como la de un mapa o de un guía turístico; una sonrisa de ojos buenos y dientes ausentes, huecos negros donde deberían haber habido dientes, que le decía que era una buena persona, una persona que no sabía algunas cosas, como él, que no sabía que ese colectivo lo dejaba en San Fernando, que pensaba que en Tigre o en Virreyes. Mientras una voz anónima decía que el tren tenía aproximadamente quince minutos de retraso, la vió a ella, en el andén de enfrente, del lado en que estaban los hombres de traje y las chicas arregladas. La miró y le sonrió con los ojos mientras se sentaba porque el tren iba a demorar mas de quince minutos, seguro, auque no le importó mucho.
lunes, 25 de enero de 2010
de la piel la pulpa los jugos al carozo
y estarse tibio calentito sol de mañana
ir hacia dentro y estarse como en un abrazo
un mate de mañana con la amada
de la piel y el ruido y la vida y las cosas al centro
dejarse la piel y el olor a ciudad fuera
zambullirse desnudo en la ciruela gusano amante
de la piel hacia dentro carozo esencial
y estarse nomás allí saboreando el centro como un te quiero
una hoja que se fuera blanqueando hasta la nada
hasta el desierto el mar sin horizonte
y las palabras fueran cayendo/ plop plop plop
eucaliptus viejos secos/palomas livianas muertas
cayendo una y una y una
hasta este ¿qué soy? que me espacia
como el desierto como el mar sin horizonte
una hoja en blanco en la que perderse
en la que enfrentarse con algún dios terrible
en la que irse dejando resbalar hasta el blanco, hasta el desierto
hasta el mar
lunes, 18 de enero de 2010
tus jugos de verano
como este atardecer algo entero
que se da dándose y no hay más
no hay más que esta luz y este darse
como una ciruela cuando es el momento
te quiero como un dios que nos volviera a nacer
que me nazcas la otra mitad
esa que nació de vos y quiere ser del todo
querer ser redondo otra vez
como en tu vientre / mujer
y ser otra vez ser
que me nazcas y nos seamos
como una ciruela atardeciéndose así
jueves, 14 de enero de 2010
la carpa la comida el agua prestada
los arboles que se caen
el sol que entibia la siesta
el viento siempre el viento rugiendo
como el mar que se estrella una y otra vez una y otra vez
solo con el mar el viento el sol
solo con mis preguntas miedos ideas
solo y todo se va acallando
solo y todo es más calmo
solo y el silencio del viento estrellando la mar/contra las escolleras
que entre el viento el frescor
que se despierte el pajarito rojo
y me pajaree adentro un cachito/me pajaree el mundo
espaciáme un poquito el alma
que entre el mar todo el mar
que llueva y llueva fresco fresco
que se me lave bien adentro
levantáte viento levantáte
espaciáme un poquito adentro
venite con tu frescor tu ruido tu aire
levantáte venite/que el pajarito quiere pajarear
entre la desesperanza y la ilusión
dias en que me pongo apocalíptico
mientras una voz me dice que son sólo imaginaciones
en esos dias el mundo alterna entre el negro y el color
de a ratos hay música de a ratos silencio
(o un ruido ensordecedor)
los proyectos aparecen como una tabla de salvación
entre la posibilidad de la huida y la construcción de algo nuevo
entre las peores salidas están el consumismo
el malhumor y la indiferencia
entre las mejores la autoconciencia
el coraje para el cambio
el volver a lo que importa
esos dias no son de los mejores
pero tienen cosas buenas
si me ves en esos dias pensativo tímidamente alegre
o con una sombra de tristeza en los ojos
no te preocupes
será que estoy en la lucha
intentando hacer de este mi mundo
algo más parecido a lo que soñé
martes, 5 de enero de 2010
las golondrinas muertas se agrupan, se alinean, y forman al fin esa línea sutil que al recorrerla me cosquillea la cara, la sonrisa; y las apruebo como en una afirmación.
otras veces todo eso es tan insuficiente, tan poco a la luz de esa beatrice ideada, pensada, tan completa, tan vital, tan irreal. las palabras caen, amasijo de carne y plumas, lluvia de pesos muertos en el plato de comida, en la cabeza, en las zanjas. todo tan inconveniente, tan inexacto, tan absurdo como palabras depositadas en una página en blanco